
Entrevista a Javier Belmonte en Diario Información sobre planes de contingencia en empresas familiares
En esta entrevista, Javier Belmonte analiza por qué los planes de contingencia son una herramienta imprescindible para garantizar la continuidad en empresas familiares.
¿Por qué hablar de planes de contingencia en empresas familiares?
El tejido empresarial español está fuertemente compuesto por empresas familiares, muchas de las cuales dependen en gran medida de una o dos figuras clave. ¿Qué ocurre si esa persona fallece, enferma o simplemente se ausenta de forma inesperada? Esa pregunta, antes considerada tabú, se ha convertido hoy en un tema prioritario.
Javier Belmonte, asociado senior en Devesa y asesor legal de empresas familiares, analiza en esta entrevista los puntos clave para entender por qué la implantación de planes de contingencia y continuidad ya no es una recomendación, sino una obligación estratégica.
“Muchas empresas familiares funcionan como relojes… hasta que se para la pieza central. Entonces el sistema entero se detiene.”
¿Qué debe contemplar un plan de contingencia empresarial?
Un plan de contingencia no es un documento estándar ni cerrado. Se construye a medida, en función de las características de cada negocio. No obstante, hay elementos comunes:
- Identificación de riesgos clave, como fallecimiento del administrador, catástrofes naturales, ciberataques o conflictos societarios.
- Delegación de poderes de firma o gestión en otras personas de confianza.
- Establecimiento de canales de comunicación en caso de crisis.
- Creación de un protocolo para toma de decisiones urgentes.
- Definición de un sistema mínimo de liquidez y respaldo financiero.
Todo esto debe quedar por escrito, con instrucciones claras y revisiones periódicas. Belmonte destaca que muchas veces una medida sencilla como designar un apoderado adicional puede marcar la diferencia entre sobrevivir o colapsar ante un imprevisto.
Planes de contingencia vs protocolo familiar: ¿en qué se diferencian?
Existe confusión entre ambos conceptos, y conviene aclararla. El protocolo familiar es un acuerdo estratégico entre los socios (normalmente familiares) que regula la convivencia, la sucesión, las políticas retributivas y la relación familia-empresa.
En cambio, el plan de contingencia y continuidad entra en juego cuando ocurre una crisis inmediata: ausencia del CEO, incapacidad, parálisis operativa.
«Uno regula el largo plazo, el otro actúa en el corto plazo. Ambos son necesarios y deben estar coordinados», señala Belmonte.
La dimensión personal y patrimonial: el otro pilar de la planificación
En la empresa familiar, la vida privada y la profesional están profundamente entrelazadas. Por eso, el plan debe abordar también el ámbito personal y patrimonial del empresario o socia clave.
Belmonte recomienda:
- Tener un testamento actualizado, que incluya disposiciones específicas sobre la empresa.
- Incluir poderes preventivos, para que alguien de confianza pueda actuar en caso de incapacidad.
- Usar figuras como el albacea o contador-partidor para ordenar el reparto de bienes.
- Incluir cláusulas específicas como la cláusula Socini, que permite condicionar herencias respetando la legítima.
También es útil contar con un documento de voluntades anticipadas, para reducir tensiones en momentos personales críticos.
¿Por qué es tan urgente esta planificación?
La experiencia demuestra que los mayores conflictos familiares y empresariales se producen cuando no hay reglas claras. El miedo a hablar del futuro o del fallecimiento de un líder puede llevar a la inacción, y con ello, al colapso.
“No se trata de ser pesimistas, sino prudentes. Igual que se contratan seguros, se debe prever quién dirige, quién firma, quién responde si algo ocurre”, insiste Belmonte.
¿Por dónde empezar si nunca se ha abordado este tema?
Para empresas familiares que nunca han trabajado estas cuestiones, Belmonte recomienda empezar de forma sencilla:
- Identificar personas clave y qué ocurriría si faltaran.
- Definir suplencias operativas básicas.
- Delegar firma en una segunda persona de confianza.
- Revisar el testamento y redactar un plan práctico de actuación.
- Informar y consensuar los pasos con la familia y el equipo directivo.
Lo importante es que el plan sea útil, conocido y accesible para quienes deban aplicarlo.
Conclusión: anticiparse es cuidar el legado
La continuidad de una empresa familiar no se garantiza solo con beneficios o crecimiento. Se construye con visión, previsión y planificación responsable.
Tener un plan de contingencia es proteger la empresa, a las personas que la componen y el proyecto familiar en su conjunto.
Entrevista completa a Javier Belmonte sobre la planificación de contingencias en empresas familiares en Diario Información.