
En caso de sucesión de empresas, ¿qué ocurre con los puestos de trabajo?
Durante la vida laboral, los empleados pueden verse amenazados por diferentes situaciones que, cuando menos, generan incertidumbre en el trabajador: expedientes de regulación de empleo, cambios organizativos o inestabilidad financiera, entre otras.
Además, es posible que una de esas amenazas provenga de la denominada sucesión de empresas.
¿En qué consiste una sucesión de empresas?
A grandes rasgos, la sucesión de empresas consiste en el cambio de titularidad de una compañía, que puede afectar tanto a cuestiones superficiales (como el cambio de nombre de la sociedad) como a aspectos de gran relevancia, tales como la absorción, venta o fusión de la compañía.
Esto implica que cambia la entidad que hasta ese momento abonaba la nómina a los empleados, lo que puede generar dudas sobre qué ocurre con los puestos de trabajo existentes.
El Estatuto de los Trabajadores establece que existe una sucesión de empresas cuando se produce un cambio de titularidad de una empresa, centro de trabajo o unidad productiva autónoma, siempre que la transmisión afecte a una entidad económica que mantenga su identidad, entendida como un conjunto de medios organizados para desarrollar una actividad económica, ya sea esencial o accesoria.
En principio, este tipo de sucesión solo debería implicar la comunicación formal al trabajador de que, a partir de ese momento, se modifica la titularidad de la empresa.
No obstante, a continuación analizamos qué ocurre con los puestos de trabajo en una sucesión de empresas.
Los puestos de trabajo en una sucesión de empresas
La sucesión de empresas conlleva que el cesionario (el nuevo responsable) se subrogue en los derechos y obligaciones del cedente, es decir, de quien hasta ese momento ostentaba la titularidad.
Esto incluye los contratos laborales vigentes, las condiciones de trabajo de los empleados y las obligaciones con la Seguridad Social derivadas del personal contratado.
Por tanto, ante una sucesión de empresas, el trabajador no debería temer por su puesto de trabajo, ya que el cambio de titularidad no afecta a los contratos suscritos con anterioridad a la transmisión.
Asimismo, la subrogación también alcanza al convenio colectivo aplicable.
Esto significa que el nuevo empleador deberá respetar las condiciones del convenio que hasta el momento se venía aplicando, o, en su caso, adaptarse a un nuevo convenio sectorial si resultara aplicable tras la transmisión.
Responsabilidad de las partes tras la sucesión de empresas
Conviene recordar que, conforme al artículo 44 del Estatuto de los Trabajadores, tanto cesionario como cedente responden solidariamente durante un periodo de tres años de las obligaciones laborales nacidas con anterioridad a la transmisión.
Además, en caso de que la sucesión de empresas sea declarada inexistente o fraudulenta, ambas partes también deberán responder por las obligaciones laborales surgidas con posterioridad, reforzando así la protección del trabajador.
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